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Relaciones afectivas y personas altamente sensibles

relaciones con PASSi enamorarse y las relaciones afectivas suponen una catarata de emociones, endorfinas, hormonas, sensaciones miedos y especulaciones, muchas veces difíciles de gestionar y elaborar,  dónde viajamos del éxtasis a la tristeza, y de la alegría a la melancolía con velocidades de vértigo. Esta experiencia puede mas desbordante si cabe para una persona con rasgo PAS o altamente sensible.

Como ya comentamos en nuestro post “Coaching en personas altamente sensibles“, las personas con rasgo PAS, tienen una percepción del mundo amplificada. Hay autores que etiquetan a los individuos con rasgo PAS como personas como un don especial dada su gran conciencia hacia los estímulos sutiles, su enorme capacidad de observación, empatía con las emociones del otro y su creatividad; pero también son personas reactivas que siempre están a la defensiva, alerta al más mínimo de talle que puedan considerar como una agresión. Son quisquillosos y susceptibles lo que les avoca, inevitablemente, a sentirse más afectados o heridos, dado que su umbral de dolor y frustración es considerablemente mas bajo que el del resto del mundo.

Aunque son personas que gustan de la soledad pues no se sienten cómodos en la sociedad, en el grupo, también son personas que sucumben a las flechas de cupido, incluso con mayor facilidad que la media.  Es más, dentro de ese 20% de individuos que conforman el segmento poblacional de PAS , encontramos a muchos enamoradizos, aunque también podemos encontrar en el polo opuesto, a individuos con rasgo PAS que huyen de las relaciones amorosas por el alto nivel de estrés y ansiedad que les produce, con manifestaciones, incluso, de intensos dolores físicos, taquicardias, ahogos…etc. Pero en todo caso, la mayor parte de personas PAS son enamoradizas, y eso es así porque su estructura cerebral registra una mayor actividad en el  sistema de neuronas espejo , es decir, en las áreas cerebrales vinculadas a la conciencia y el procesamiento de la información sensorial.

Si de por sí las relaciones de pareja son un sutil encaje de bolillos, en las relaciones entre  individuos PAS y no PAS, ese encaje se complica más aún, pudiéndose convertir en una maraña de emociones y sentimientos difícil de desenredar.

La persona altamente sensible tiende a olvidarse de si misma cuando se enamora, y no sabe establecer unos límites personales entre él y el ser querido. Solo encontrarán placer en la entrega total a la persona amada. En definitiva la persona altamente sensible es el perfecto y arquetípico amante. Pero como todos los amantes arquetípicos,  pronto se dará cuenta de las enormes diferencias que existen entre su manera de sentir el amor y la manera que tiene su pareja, ya no de sentir el amor, si no de entregarse al amor. Esta falta de simetría emocional lleva indefectiblemente el sello de la frustración, la desilusión y los celos, porque aquí no estamos hablando del tópico “las mujeres son de Venus y los hombres de Marte” aquí nos encontramos en dimensiones y universos absolutamente distintos, dónde las  necesidades emocionales de la persona altamente sensible pasan por absorber al otro sin dejar espacio para que esas necesidades pueden ser cubiertas por la pareja, a menos que la persona altamente sensible realice un ejercicio práctico diario de darse cuenta y establecer unos límites, porque no es su pareja la que no puede cumplir todas sus expectativas, si no que nadie puede hacerlo.

No perder la propia identidad, bajar el nivel de autoexigencia, subir el umbral de frustración, posicionarse en el ahora, abortar los comportamientos autodestructivos, establecer unos límites y protegerse de uno mismo, es la única vía para evitar la desilusión, el dolor físico y emocional e incluso la depresión y, practicar el sano deporte de darte cuenta de que el que tienes enfrente no es un telépata capaz de leer nuestra mente, si no un ser humano normal y corriente.

Monica Lamberti
megustaloquehago@gmail.com