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Herramientas para convivir con una persona altamente sensible

personas altamente sensibles

Como ya vimos, construir una relación afectiva con una persona altamente sensible no es tarea fácil, porque para el individuo PAS la vida no es fácil, y el entorno es una permanente fuente de agresión, pero también vimos que hay formas de gestionarlo y de convivir con ello.

Convivir con una PAS pasa por diferentes etapas: niñez, adolescencia y madurez, y en cada una de ella encontramos rasgos muy marcados y distintos.

El niño PAS suele ser un niño imaginativo y creativo, capaz de construir un sólido muro de fantasía a su alrededor que le protege de una realizad hiriente que le produce miedo, angustia, estrés y tensión. Pero en la adolescencia la imaginación deja paso  al profundo y rotundo sentimiento de incomprensión elevado al cubo, y que va mucho mas allá del sentimiento de incomprensión de todo adolescente. En la madurez, como ya vimos, las relaciones de pareja no son fáciles. La inseguridad y los celos se convierten en una emoción permanente, no hay límites, y si los hay se transgreden constantemente. La frustración y la desilusión se instalan en la relación y en muchas ocasiones, ese cuadro de insatisfacción se intensifica de tal modo que se transforma en otro puramente físico con dolores agudos, taquicardias…etc.

Siendo esto así, la convivencia con un PAS no es fácil pues siempre hay que andar con pies de plomo, midiendo las palabras. La relación se mantendrá en optimas condiciones siempre que se conduzca a través de la estrecha senda de la mesura de las palabras y el estar pendiente de lo que afecta o no a la persona altamente sensible. Pero como he dicho, esa senda es estrecha, muy estrecha, sobre todo en la vida cotidiana, y siempre, o casi, habrá algo por pequeño que sea que haga saltar la chispa que encienda al PAS, aun a sabiendas que de que esa actitud le aleja de las personas que le rodean.

Pero ¿De qué le sirve al PAS que su entorno le trate entre algodones? Evidentemente de nada, porque tarde o temprano esa protección será destruida por la propia realidad, y mas dura será la caída.

Si queremos  lograr una convivencia aceptable para nosotros y, por su puesto menos dolorosa para las personas con rasgo altamente sensible, debemos facilitar al PAS y a nosotros mismos un espacio de convivencia utilizando unas sencillas pero efectivas herramientas:

Darnos tiempo: Tras una discusión acalorada, cualquier decisión es mala. Tomarnos un tiempo para calmarnos, respirar y metabolizar lo sucedido, ayudará  a tomar decisiones mas acertadas, y en todo caso, mas templadas.

Parar la crítica: Hacer juicios de valor sobre la otra persona constantemente, fiscalizar las palabras, las acciones, las omisiones, nos puede llevar a una convivencia insufrible. Sin embargo, parando la crítica y dejando que las cosas ocurran sin poner etiquetas, nombres o apellidos genera un espacio de libertad dónde nos podemos expresar tal cual somos.
Una buena forma de generar espacio y de ganar cierta “frialdad emocional”, es valorar el hecho no a la persona en su conjunto.

Dejar de adivinar: Nadie puede aventurar al 100% la conducta del otro. No somos telépatas, no tenemos una bola de cristal que nos pronostique que va a ocurrir, como se va a comportar alguien, si nos va a premiar o a menospreciar.

• Evitar el desgaste: Cada enfado, cada discusión, suponen una vuelta de tuerca mas en el desgaste de la convivencia, prevenir los conflictos es la única herramienta. Antes de que la chispa salte, respirar, irse a otra habitación, tomar contacto con la realidad, pararse y valorar si realmente merece la pena gastar energía mental para mantener el enfado. Como decía Aristóteles, “Enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, ciertamente, no resulta tan sencillo”

 

Monica Lamberti
megustaloquehago@gmail.com