25 Abr Cómo ayudar a nuestros hijos ante el divorcio (II)
Se debe potenciar la comunicación entre los adultos y evitar al máximo utilizar a los hijos como “moneda de cambio”.
Continuamos con las pautas para que los padres y madres puedan ayudar a sus hijos a superar el divorcio. Como os comentábamos en el artículo anterior, la manera en que los adultos afrontan el divorcio influye notablemente en el impacto que éste puede tener sobre sus hijos, por ello nos parece importante continuar profundizando en este tema.
Empezamos por una de las cuestiones más importantes a la hora de ayudar a nuestros hijos ante el divorcio: evitar que ejerzan de mediadores entre sus progenitores. Por ello, se debe potenciar la comunicación entre los adultos y evitar al máximo utilizar a los hijos como “moneda de cambio” para hacer daño al otro o conseguir algo de la ex pareja. Si los padres no son capaces de comunicarse directamente entre ellos sin entrar en conflicto, se puede recurrir a una persona de confianza para que medie o transmitir la información a través de los respectivos abogados.
También es importante esforzarse por ser capaces de permanecer físicamente en la misma sala en presencia de sus hijos, sobretodo cuando se va a recoger o a entregar a los niños a casa del otro, y también ante situaciones especiales (por ejemplo, en la fiesta de fin de curso del colegio).
A la hora de establecer la guarda y custodia, el régimen de visitas y la pensión de alimentos, se debe pensar ante todo en el beneficio del menor. En la mayor parte de los casos es aconsejable facilitar que los hijos puedan ver asiduamente a los dos progenitores y a sus respectivas familias. Se debe respetar el régimen de visitas, pero sin olvidar que en algunos casos puede ser beneficioso flexibilizar (por ejemplo, para facilitar que el niño pueda acudir al cumpleaños de un familiar).
En la medida de lo posible, se deben limitar los cambios en la vida cotidiana de los hijos. De manera que por lo general es preferible que continúen viviendo en el mismo domicilio –o, al menos, en el mismo vecindario-, que acudan al mismo centro escolar, que puedan continuar teniendo relación con ambas familias, o que continúen con las mismas actividades extraescolares.
Por otra parte, es aconsejable que ambos progenitores establezcan pautas educativas semejantes y limites claros –sin ser excesivamente permisivos o restrictivos-, ya que esto aporta estabilidad y seguridad a los hijos. Así mismo, se debe propiciar que haya una continuidad entre las “dos casas” de los progenitores, de manera que se permita a los hijos que puedan llevarse de una casa a otra sus juguetes favoritos o que puedan vestir la misma ropa con ambos progenitores.
Además, no es beneficioso colmar de cosas materiales a los hijos. En muchos casos los progenitores se sienten culpables por la separación, pero debemos entender que lo que los menores necesitan son el cariño y la comprensión de los progenitores y que deben aprender que no siempre se puede tener todo aquello material que se desea.
Esperamos que estas pautas os resulten útiles para sobrellevar una situación tan complicada como la de un divorcio. Recordad que nadie es perfecto y que todos los padres y madres se equivocan alguna vez :-)