La conciencia del corazón
Cuando dejamos de entender el corazón como una válvula o una víscera, y por ahí van los tiros de la ciencia moderna, el corazón cobra conciencia y se transforma en el primer canal de información de nuestro cuerpo, antes que el cerebro. La matemática Anne Marie Marquier es una de las muchas voces que se alzan hoy en día para reivindicar, probar y demostrar que el corazón es en si mismo un sistema nervioso autónomo con más de 40.000 neuronas, que cuenta con una intrincada red de neurotransmisores, hormonas, proteínas y células, lo que lo convierte en un órgano con capacidad de pensar y actuar al margen de las ordenes del cerebro, pudiendo desde aprender, recordar y percibir. Estas capacidades o cualidades del corazón son debidas a cuatro tipo de conexiones distintas que realizan el corazón y el cerebro y que van desde las puramente neurológicas, bioquímicas, biofísicas y energéticas. La primera conexión entre el corazón y el cerebro es neurológica. Aunque nos resulte raro, el corazón envía mas datos al cerebro de los que recibe, convirtiéndolo en el único órgano del cuerpo con autonomía para inhibir o activar determinadas partes del cerebro influyendo de este modo en nuestra percepción de la realidad. Una segunda conexión se realiza a nivel bioquímico. El corazón el encargado de producir el péptido natriurétrico auricular ANF, hormona fundamental para garantizar la homeostasis del cuerpo. Pero el péptido ANF no se detiene ahí ya que uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés...