20 Ene Mindfulness, conciencia plena, wu-wei….
Mindfulness, conciencia plena, atención plena, conciencia pura… El abanico de posibilidades es muy grande. Todas estas palabras, procedentes de diferentes tradiciones y disciplinas que entroncan con la dimensión de autoconocimiento del budismo, remiten a practicamente los mismos elementos. Son saberes antiguos que se ponen de moda porque se comprueban “científicamente” sus efectos, y de repente todo el mundo los quiere y los ofrece. Desde que en los años 70 ciertas corrientes de psicología, psiquiatría y terapia se atrevieran a explorarlos, por encima de complejos profesionales, la aportación desde la Sabiduría ha sido más que fructífera.
Cuando os hemos explicado otras veces los beneficios del aprendizaje de la relajación o la respiración, siempre hemos tenido en mente sus demostradas aplicaciones y eficacia, al hilo a veces de una terapia, para la reducción de la ansiedad, la depresión, y el estrés.
Se trata de ser capaz, cuando interese (y para muchos interesa siempre) de simplemente Ser. Contemplar sin juzgar; fluir, sin entorpecer la experiencia juzgando o valorando; vivir el presente, el momento (carpe diem); hacer sin hacer (wu-wei, otro genial concepto, desde la tradición Zen), siempre, aquí y ahora.
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El mindfulness* puede derse como atención y conciencia plena, como presencia atenta y reflexiva a lo que sucede en el momento actual. Pretende que la persona se centre en el momento presente de un modo activo, procurando no interferir ni valorar lo que se siente o se percibe en cada momento. Como procedimiento terapéutico busca, ante todo, que los aspectos emocionales y cualesquiera otros procesos de carácter no verbal, sean aceptados y vividos en su propia condición, sin ser evitados o intentar controlarlos.
El control sobre sucesos incontrolables, sujetos a procesamiento automático, requiere de la mera experimentación y exposición natural con la menor interferencia posible. Aunque el mindfulness ha adquirido una cierta notoriedad, sobre todo en USA, de mano de los valores orientales, refiere a algunos aspectos ya conocidos en psicología: la exposición y la autorregulación basadas en las técnicas de biofeedback o en el uso de la hipnosis, donde hay un dejar que los fenómenos perceptivos y sensoriales se muestren como ellos son. Su principal utilidad, más allá de las técnicas concretas que ofrezca, tal vez sea el contrastar con una psicología que propugna el control, el bienestar, la eliminación del estrés, la ansiedad, etc., mediante procedimientos que, a falta de esa experimentación natural, pueden contribuir a perpetuarlos.
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Mindfulness es un término que no tiene una palabra correspondiente en castellano. Puede entenderse como atención y conciencia plena, presencia atenta y reflexiva. Los términos atención, conciencia y referencia al momento concreto están incluidos de lleno en su significado.
Viene a plantear, por tanto, un empeño en centrarse en el momento presente de forma activa y reflexiva. Una opción por vivir lo que acontece en el momento actual, el aquí y el ahora, frente al vivir en la irrealidad, el soñar despierto.
Las connotaciones psicológicas del término son evidentes, aunque trasciende de lo meramente psicológico e impregna en un sentido más amplio un sentido de vida, una filosofía de la vida y una praxis, un modo de conducirse en situaciones y momentos concretos. El mindfulness no puede ser entendido de forma genérica sino que siempre es referido a un momento temporal concreto (presente).
Para terminar por acotar, si quiera de forma preliminar, el concepto hay que añadir que esa atención, conciencia y reflexión es de carácter no valorativo. Es una experiencia meramente contemplativa, se trata de observar sin valorar, aceptando la experiencia tal y como se da. Es una observación abierta e ingenua, ausente de crítica y valencia. Se diría que es una forma de estar en el mundo sin prejuicios: abierto a la experiencia sensorial, atento a ella y sin valorar o rechazar de forma activa y taxativa dicha experiencia.
El fenómeno así descrito es de evidente interés en psicología. Plantea en términos positivos cómo orientar la atención y la actividad, adecuándose de forma abierta a cada situación y señala de forma implícita los problemas que pueden derivarse de no centrarse en el momento presente en las condiciones señaladas. Así, para Linehan (1993) el entrenamiento en mindfulness supone instruir al paciente para que observe su cuerpo y lo describa, sin valoración y centrándose en el momento presente.
El mindfulness es considerado desde diversas perspectivas como un fin en sí mismo, como una filosofía de vida o modo de conducirse en ella. En esta óptica se considera el mindfulness como un tipo de meditación inserta en la cultura oriental y en el budismo en particular (Gremer, 2005), el ideal Zen de vivir el momento presente. Desde un punto de vista psicológico también se ha venido a considerar como un constructo de personalidad. Se pretende medir cuánto mindfullness “tiene” una persona y cómo puede afectar esto a diversas dimensiones psicológicas, así como procesos concretos.
(Mindfulness, en Papeles del psicólogo, Miguel Ángel Vallejo)
* pronunciado “maindfulnes”