04 Dic La curva de la ansiedad
La ansiedad es uno de los problemas que más frecuentemente traen las personas que vienen a nuestro centro de psicología. Es muy común que cuando indagamos en situaciones en las que han tenido síntomas de ansiedad me hablen de que en algún momento han sentido que la ansiedad les desbordaba. Además, muchas personas tienen miedo de no poder salir de ese estado máximo de ansiedad, y en parte es por la aparente falta de control asociada a estos estados. Pero en realidad, cuando repasamos esas situaciones, vemos que evidentemente, ese punto álgido no se mantiene indefinidamente en el tiempo. Siempre acaba parando o disminuyendo.
La curva de la ansiedad tiene una forma de campana o de montaña redondeada
Por otra parte, si pensamos en una situación en la que hemos sentido ansiedad nos daremos cuenta de que va creciendo a medida que la situación avanza, hasta que llega a un punto máximo y después va decreciendo hasta que llegamos a nuestro estado anterior, es decir, hasta que volvemos a estar más tranquilos. Esto es lo que se denomina curva de la ansiedad.
La curva de la ansiedad tiene una forma de campana o de montaña redondeada, en su inicio la ansiedad se sitúa en su nivel más bajo, para ir gradualmente creciendo en intensidad hasta que llega a la “cima” y a partir de ahí va decreciendo gradualmente hasta que vuelve nuevamente a su nivel más bajo.
¿Por qué es importante tener en cuenta la curva de la ansiedad? Porque nos recuerda que en la mayoría de los casos por mucho que la ansiedad crezca y por mucho que nos parezca que nunca vamos a salir de esa situación de ansiedad máxima, es previsible que vaya decreciendo hasta sentirnos mejor. Os animo a que hagáis un dibujo de una curva en forma de campana o de una montaña redondeada y que guardéis en vuestro interior esa imagen, para que cuando os sintáis más nerviosos podáis recordar que, afortunadamente vuestra ansiedad irá decreciendo :-)
El siguiente paso será entender mejor por qué nos estamos tomando las cosas de esta manera. Puede que entendamos el papel que juegan las exigencias (más bien autoexigencia la mayoría de las veces), o el escaso papel que le damos al equilibrio en nuestra vida entre las diferentes partes de nuestra vida (personal, social, familiar, laboral), o cómo llevamos en realidad mucho tiempo sufriendo un desgaste desproporcionado, fruto de no detenernos a analizar y explorar los cambios de vida, o de ritmos que necesitamos.
En estos casos, consultar a un psicólogo especializado puede ayudarnos a ver las cosas con perspectiva, y aprender a manejar mejor la ansiedad.