13 Mar Regalos envenenados | El peligro de educar en el materialismo y la depresión
La investigación realizada por el equipo de la psicóloga Marsha Richins (Universidad de Misuri) y de Lan Chaplin (Universidad de Illinois), pone de relieve que los niños que son premiados o castigados con incentivos materiales tienen mayor probabilidad de terminar siendo adultos materialistas.
El objetivo del estudio era medir los efectos que provoca en el niño la “educación materialista”, en la que los padres utilizan los regalos para expresar su amor o para premiar la buena conducta del niño.
Las madres y padres que actúan según la llamada “calidez parental” -es decir progenitores que enseñan a sus hijos a conseguir las cosas que quieren a través de la buena conducta y el premio- pueden estar contribuyendo a que sus hijos se terminen convirtiendo en adultos materialistas, para los que las posesiones son una señal de éxito.
Curiosamente, los regalos no hacen que estos niños sean más propensos a pensar que las cosas materiales les harán felices, sino que simplemente aprenden a juzgarse a sí mismos y a los otros en función de las posesiones. Las educación en el “premio” pueden hacer creer al niño que el camino para conseguir sus metas conlleva indefectiblemente una recompensa, en vez de enseñar que es el propio camino, y no la recompensa, lo que realmente ofrece la verdadera satisfacción personal.
El apego material se extiende también al castigo, ya que se ha demostrado que cuando los padres utilizan como estrategia educativa alejar los juguetes de los niños cuando hacen algo malo, a la larga puede generar adultos inseguros.
Entonces… ¿Ser materialista es realmente tan malo? Hasta cierto punto no. En esta sociedad en la que vivimos es necesario el dinero, y éste no es perjudicial siempre y cuando aprendemos a separar la búsqueda de dinero de la búsqueda de experiencias y relaciones satisfactorias.
Así mismo, los estudios han demostrado que los adultos que asocian los bienes materiales con el éxito y prestigio social, son más propensos a sufrir reacciones psicológicas desproporcionados, depresión, ansiedad y problemas de relación.
Para minimizar el efecto que en el futuro pueden producir esos regalos que recibe tu hijo, Marsha Richins propone algo bastante básico como es pasar más tiempo con los niños, y enseñarles gratitud por todas las cosas que reciben.